El judaísmo considera el matrimonio como un acto religioso y como una unión sagrada. El amanecer del día de la Boda anuncia el día más feliz y más santo de una vida y por eso se considera un Yom Kippur -Día del Perdón- personal para el Katán (novio) y la Kalah (novia), ya que en este día todos sus errores pasados se perdonan al unirse y completar una nueva alma.
La ceremonia se realiza bajo la Jupa o Canopia, un símbolo de la casa que será construida y compartida por la pareja. Esta Jupa está abierta a todos los lados como recuerdo de la tienda de Abraham y Sarah que estaba abierta hacia los cuatro puntos del horizonte, lo que simboliza el estar abiertos a los amigos y familiares.
El matrimonio judio es una unión sagrada llevada a cabo bajo una serie de caracteristicas las cuales pasaremos a detallar a continuación.
La ceremonia se realiza bajo la Jupa o Canopia, un símbolo de la casa que será construida y compartida por la pareja. Esta Jupa está abierta a todos los lados como recuerdo de la tienda de Abraham y Sarah que estaba abierta hacia los cuatro puntos del horizonte, lo que simboliza el estar abiertos a los amigos y familiares.
Los hombres en el ritual deben de conservar su cabeza cubierta. Siguiendo la tradición el casamiento no se puede celebrar el «sabbath» (desde la puesta de sol del viernes hasta la puesta de sol del sábado), los días de fiesta religiosa, en la pascua hebrea, ni durante las tres semanas posteriores al verano.
Los invitados felicitan el nuevo matrimonio con la expresión ¡Mazal tov!, que significa ¡Buena Suerte!
Los novios deben ser judíos. Para demostrar que pertenecen a una familia judía el templo solicita la presentación de la ketubá de sus padres.
Si uno de los novios no es judío pero desea serlo, puede realizar un curso anual de conversión religiosa. Una vez realizado el curso, se extiende un certificado que deberá ser presentado en el templo cuando se celebre el matrimonio.